Al ritmo de un corazón mecánico
Resultó un mezcla de energía, recuerdos musicales, catarsis pura y harto sudor, sobretodo aquellos que saltaron todas y cada una de las canciones de este grupazo. Difícil encontrar una palabra en contra de la presentación de Nitzer Ebb... Casi todos los consultados destacan la fuerza de su música y lo buena que resultó la simbiosis entre el vocalista Douglas McCarthy y los asistentes. Ni hablar de Bon Harris y la rubia Kourtney (que no recuerdo su apellido a estas alturas del partido), quienes dieron lo suyo con sus baterías electrónicas que a muchos no convencen como algo inherente a una presentación en vivo.
Pero nada... Realmente Fallen Angel se anotó un golazo con este show (felicitaciones al buen Luis Huby y su gente). Debemos apoyar todos con la asistencia a esta clase de espectáculos, pese a tratarse de bandas que pertenecen a una generación ya bastante antigua y que continúan en la brega para competir con otras nuevas.
Aquí las pinceladas de una noche memorable: los alrededores de la discoteca Seven lucían como cualquier sábado, con harta gentita apostada en los postes, carros estacionados, en los muros del frente y sentada en los sardineles de la popular ciclovía de la avenida Arequipa. Pero la diferencia era la fauna urbana que se dio cita allí, no eran los tradicionales amantes de la salsa ni los cultores del reggaetón. Esta vez era una de las comunidades citadinas más pequeñas de Lima: los dark. Se veía por allí a los peinados tipo Robert Smith, a los maquillados tipo El Cuervo, a los encasacados tipo Andrew Eldricht, y a las soberbias chicas de largos vestidos negros a lo Morticia Adams. El ambiente era motivador, aunque la gente que pasaba en las coasters y microbuses se quedaban mirando como si fuéramos bichos raros. He allí el orgullo de ser diferente.
Y claro, llamó la atención que había una enorme banderola en el frontis del local que anunciaba el concierto, junto con otras presentaciones posteriores que nada tenían que ver con el EBM o la música industrial. Sin embargo, es de suponer que eso escapó de las manos de los organizadores y que ese "detalle" fue obra y gracia de los propietarios de la discoteca que no hicieron disquisiciones entre uno y otro artista. Error involuntario y perdonable.
Mientras llegaban las hordas góticas (y de paso identifiqué alguno que otro subterráneo de antaño y ciertos waves que ahora se han convertido -como en mi caso- en yuppies por el empleo actual), corrían las latas de cervezas en plena vía pública y también los llamados tragos instantáneos como el Punto G y otras lindezas. Yo alucinaba que en cualquier momento pasaba el serenazgo y empezaba a hacer problemas, pero menos mal no sucedió nada que lamentar. Además, así es el rock en general: rebeldía, alcohol, y en algunos casos, drogas, ¿no?
Mi ingreso se registró a las 9. 15 de la noche. Era la primera vez que ingresaba a ese local y andaba medio perdido al principio con un amigo.
Hasta que vimos la barra y decidimos empilarnos con algunas cervezas. A nuestro alrededor la gente estaba bailando y disfrutando del ambiente. Francamente, me sentía vivo después de tanto tiempo de trabajar y estudiar, sentir que hay personas que quieren esta música poco comprendida (y consumida) por nuestra sociedad. La música estuvo buena, desde el tan manoseado Chimo Bayo de los 80, hasta Camouflage que es uno de mis favoritos. Lo que sí me llamó la atención fue la larga sesión de video de Erasure en la pantalla del local. No voy a hablar mal de ese dúo porque francamente me vacila. Sin embargo, ver a Andy Bell toda la noche, y su cara media rara (parece que se ha metido botox o algo así) no era muy agradable. Ése sí creo que fue un error de los organizadores: la ocasión era excelente para pasar conciertos o videos de gente nueva de la movida dark mundial y así cumplir con un rol difusor tan necesario en Perú.
La noche siguió avanzando, el local se fue llenando, y los ánimos iban in crescendo. Me encontré con varios amigos y conocidos de los tonos dark de antaño y de las discotecas actuales: se respiraba un cierto aire de hermandad que realmente me estimulaba junto con mis botellas de Cusqueña.
El concierto estuvo programado a las 11 de la noche, y si mal no recuerdo, empezó a las 11.15, por lo tanto, no creo que haya demorado mucho. Al principio, estaba casi al pie del escenario, pero cuando la banda comenzó a ingresar por la zona vip (que era el mezanine de la discoteca), los empujones de la fanaticada me llevaron casi al medio de la pista. Fue entonces que empezó el sonido ¡y el pogo! Fue alucinante cuando McCarthy empezó el show junto a sus compinches.
Era increíble: ¡uno de los mejores grupos de la EBM en Lima! Todos empezaron a saltar, a corear las canciones, a gritar, era como un instante de magia, cuando los sentidos no obedecen y te quedas hipnotizado ante los héroes personales de tu juventud. Todos brincábamos como locos y la muchachada de siempre destrozaba con el pogo.
Let your body learn, Getting closer, Lightning man, Join in the chant y Fun to be had fueron coreados a todo pulmón, mientras el vocalista exudaba energía pura y demostraba ser todo un verdadero "front man". Sin embargo, lo que llamó la atención fue que McCarthy siempre aparecía bien musculoso en sus videos ochenteros, pero ahora lucía bastante delgado, lo cual no fue óbice para que se moviera de un lado a otro, saltara como nunca, simulara movimientos espasmódicos y no dejara de decir "gracias" o el consabido "thank you" cada vez que terminaba sus canciones.
Y claro, Douglas salió con una vestimenta militarizada, con camisa oscura, pantalones de legionario, botas negras, correa transversal sobre el pecho y unos lentes oscuros muy Sisters of Mercy, lo cual proyectaba una imagen que en ciertos lugares es considerada muy "derechista" o ligada a los grupos neonazis. Sinceramente, no quisiera creer eso, pero ese no era el momento de reflexionar, sino de gozar.
Ya avanzado el concierto, McCarthy se sacó la camisa y las chicas deliraban (ja ja ja). Realmente daban ganas de sacarse el polo porque el calor era terrible.
El show duró ¿una hora? Y todos los artistas se fueron contentos. Pero el público pedía más. No era posible que quedáramos con la miel en los labios después de 20 años de existencia de una banda de sonido tan poderoso. Los hicimos regresar dos veces. Y las dos veces pogueamos como locos.
Fin del concierto. Algunos se quedaron para la fiesta posterior a la presentación. Ya estábamos bailando y comentando el concierto, cuando de pronto, ¡oh sorpresa! Los miembros de la banda aparecieron después de unos minutos en la zona vip, donde degustaban algunas bebidas y fumaban uno que otro cigarrillo. La gente de la pista de baile les lanzó dos de las toallas que ellos mismos tiraron al público, a fin de ser de firmados, y vaya que lo hicieron.
Pero como hoy debía trabajar para poder vivir decentemente, me retiré a las 2 de la madrugada, mientras muchos aún quedaban bailando y viendo a nuestros héroes de esa noche, como cualquier ser humano, departiendo entre amigos. Ojalá y que regresen pronto porque los esperamos con ansias.
Pero nada... Realmente Fallen Angel se anotó un golazo con este show (felicitaciones al buen Luis Huby y su gente). Debemos apoyar todos con la asistencia a esta clase de espectáculos, pese a tratarse de bandas que pertenecen a una generación ya bastante antigua y que continúan en la brega para competir con otras nuevas.
Aquí las pinceladas de una noche memorable: los alrededores de la discoteca Seven lucían como cualquier sábado, con harta gentita apostada en los postes, carros estacionados, en los muros del frente y sentada en los sardineles de la popular ciclovía de la avenida Arequipa. Pero la diferencia era la fauna urbana que se dio cita allí, no eran los tradicionales amantes de la salsa ni los cultores del reggaetón. Esta vez era una de las comunidades citadinas más pequeñas de Lima: los dark. Se veía por allí a los peinados tipo Robert Smith, a los maquillados tipo El Cuervo, a los encasacados tipo Andrew Eldricht, y a las soberbias chicas de largos vestidos negros a lo Morticia Adams. El ambiente era motivador, aunque la gente que pasaba en las coasters y microbuses se quedaban mirando como si fuéramos bichos raros. He allí el orgullo de ser diferente.
Y claro, llamó la atención que había una enorme banderola en el frontis del local que anunciaba el concierto, junto con otras presentaciones posteriores que nada tenían que ver con el EBM o la música industrial. Sin embargo, es de suponer que eso escapó de las manos de los organizadores y que ese "detalle" fue obra y gracia de los propietarios de la discoteca que no hicieron disquisiciones entre uno y otro artista. Error involuntario y perdonable.
Mientras llegaban las hordas góticas (y de paso identifiqué alguno que otro subterráneo de antaño y ciertos waves que ahora se han convertido -como en mi caso- en yuppies por el empleo actual), corrían las latas de cervezas en plena vía pública y también los llamados tragos instantáneos como el Punto G y otras lindezas. Yo alucinaba que en cualquier momento pasaba el serenazgo y empezaba a hacer problemas, pero menos mal no sucedió nada que lamentar. Además, así es el rock en general: rebeldía, alcohol, y en algunos casos, drogas, ¿no?
Mi ingreso se registró a las 9. 15 de la noche. Era la primera vez que ingresaba a ese local y andaba medio perdido al principio con un amigo.
Hasta que vimos la barra y decidimos empilarnos con algunas cervezas. A nuestro alrededor la gente estaba bailando y disfrutando del ambiente. Francamente, me sentía vivo después de tanto tiempo de trabajar y estudiar, sentir que hay personas que quieren esta música poco comprendida (y consumida) por nuestra sociedad. La música estuvo buena, desde el tan manoseado Chimo Bayo de los 80, hasta Camouflage que es uno de mis favoritos. Lo que sí me llamó la atención fue la larga sesión de video de Erasure en la pantalla del local. No voy a hablar mal de ese dúo porque francamente me vacila. Sin embargo, ver a Andy Bell toda la noche, y su cara media rara (parece que se ha metido botox o algo así) no era muy agradable. Ése sí creo que fue un error de los organizadores: la ocasión era excelente para pasar conciertos o videos de gente nueva de la movida dark mundial y así cumplir con un rol difusor tan necesario en Perú.
La noche siguió avanzando, el local se fue llenando, y los ánimos iban in crescendo. Me encontré con varios amigos y conocidos de los tonos dark de antaño y de las discotecas actuales: se respiraba un cierto aire de hermandad que realmente me estimulaba junto con mis botellas de Cusqueña.
El concierto estuvo programado a las 11 de la noche, y si mal no recuerdo, empezó a las 11.15, por lo tanto, no creo que haya demorado mucho. Al principio, estaba casi al pie del escenario, pero cuando la banda comenzó a ingresar por la zona vip (que era el mezanine de la discoteca), los empujones de la fanaticada me llevaron casi al medio de la pista. Fue entonces que empezó el sonido ¡y el pogo! Fue alucinante cuando McCarthy empezó el show junto a sus compinches.
Era increíble: ¡uno de los mejores grupos de la EBM en Lima! Todos empezaron a saltar, a corear las canciones, a gritar, era como un instante de magia, cuando los sentidos no obedecen y te quedas hipnotizado ante los héroes personales de tu juventud. Todos brincábamos como locos y la muchachada de siempre destrozaba con el pogo.
Let your body learn, Getting closer, Lightning man, Join in the chant y Fun to be had fueron coreados a todo pulmón, mientras el vocalista exudaba energía pura y demostraba ser todo un verdadero "front man". Sin embargo, lo que llamó la atención fue que McCarthy siempre aparecía bien musculoso en sus videos ochenteros, pero ahora lucía bastante delgado, lo cual no fue óbice para que se moviera de un lado a otro, saltara como nunca, simulara movimientos espasmódicos y no dejara de decir "gracias" o el consabido "thank you" cada vez que terminaba sus canciones.
Y claro, Douglas salió con una vestimenta militarizada, con camisa oscura, pantalones de legionario, botas negras, correa transversal sobre el pecho y unos lentes oscuros muy Sisters of Mercy, lo cual proyectaba una imagen que en ciertos lugares es considerada muy "derechista" o ligada a los grupos neonazis. Sinceramente, no quisiera creer eso, pero ese no era el momento de reflexionar, sino de gozar.
Ya avanzado el concierto, McCarthy se sacó la camisa y las chicas deliraban (ja ja ja). Realmente daban ganas de sacarse el polo porque el calor era terrible.
El show duró ¿una hora? Y todos los artistas se fueron contentos. Pero el público pedía más. No era posible que quedáramos con la miel en los labios después de 20 años de existencia de una banda de sonido tan poderoso. Los hicimos regresar dos veces. Y las dos veces pogueamos como locos.
Fin del concierto. Algunos se quedaron para la fiesta posterior a la presentación. Ya estábamos bailando y comentando el concierto, cuando de pronto, ¡oh sorpresa! Los miembros de la banda aparecieron después de unos minutos en la zona vip, donde degustaban algunas bebidas y fumaban uno que otro cigarrillo. La gente de la pista de baile les lanzó dos de las toallas que ellos mismos tiraron al público, a fin de ser de firmados, y vaya que lo hicieron.
Pero como hoy debía trabajar para poder vivir decentemente, me retiré a las 2 de la madrugada, mientras muchos aún quedaban bailando y viendo a nuestros héroes de esa noche, como cualquier ser humano, departiendo entre amigos. Ojalá y que regresen pronto porque los esperamos con ansias.
† Nosferatu †
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home