Thursday, March 12, 2009

El clan volvió a reunirse

La densidad de la música impregna de inmediato cada piel, la gravedad de la voz nos traslada a una caverna, y las figuras espigadas, oscuras al principio por la contraluz, de repente toman la figura de los cuatro grandes del dark holandés: Clan of Xymox en escena, en el Vocé, aquel local que muchos miran de reojo por su afición a la pachanga. No importa: a tragarse el sapo de visitarla, solo para admirar una vez más a Ronny Moorings y compañía.
Fue un ambiente de tácita hermandad entre los góticos, new waves y algunos emos crecidos que caracterizó su nueva performance en Lima. La buena vibra se levantó por encima del humor tibio que inundaba la sala discotequera y llegó hasta la sensibilidad de estos hijos de la pequeña Ámsterdam, quienes decidieron regresar a la capital peruana después de siete años para reencontrarse con la disminuida pero compacta comunidad dark de la ciudad.
La experiencia de ver a unas de las bandas más reconocidas del circuito oscuro mundial empezó desde la cola de ingreso. Como siempre, se observó a los mismos fieles de los espectáculos de corte alternativo compartiendo ese acto urbano de colocarse uno tras de otro, comentando los discos de la banda, comparando conciertos pasados, vislumbrando presentaciones futuras, esperando grupos lejanos… un paisaje conformado por gente de negro, delineador líquido y aplicaciones de cuero. Claro, no todos iguales porque había alguno que otro yuppie infiltrado que antaño se escarmenaba el cabello hasta dejarlo como el gran tulipán negro de Blackpool.
Infaltables los oportunistas del comercio que ofrecían en dvd conciertos de Clan of Xymox en aquellos festivales de lejana geografía, como el Gotik Treffen de Leipzig, donde miles de seres salidos de la oscuridad toman cada año por asalto a esa ciudad alemana, y comparten los cuatro días del Pentecostés más de 100 conciertos y numerosas ferias con artículos medievales, góticos y culturales. A ese nivel llega la banda holandesa: de ídolos mundiales que rotan en la penumbra permanente.
El Vocé se aprestaba, pues, a recibir a los centenares de admiradores de la banda, aquel grupo fundado por Moorings, quien llegó acompañado esta vez por las grandiosas Mojca Zugna e Yvonne de Ray, y el nuevo guitarrista Mario Usai, los cuatro de elevada e imponente estatura.
Todo se disponía para que la noche sea intensa. Las bebidas comenzaron a circular, los grupos a formarse en distintos puntos del salón, y los góticos comprometidos con su causa a lucir sus prendas recargadas y el maquillaje grave que los hace reconocibles en cualquier punto del orbe.
¿La espera fue larga? Digamos que dos horas, que pasaron literalmente volando porque la sesión previa de música llenaba las expectativas porque iban desde el EBM enérgico de Nitzer Ebb, pasando por electro industrial de And One, hasta el melancólico rock gótico de Wolfsheim. La gente empilada, las luces a punto, las pantallas armadas, el concierto prometía y el público ansioso. Solo restaba que los héroes de juventud de muchos aparecieran en escena.
A las 11 de la noche, la iluminación se diluyó a su mínima expresión y el humo lanzado sobre el proscenio anunciaba el ingreso de la banda. Y las primeras en ingresar fueron la hermosa Mojca, la bajista que conquistó corazones desde su primera visita a Lima, y la rubia Yvonne, encargada de los sintetizadores desde su negro vestido de dama medieval. Les siguió Mario, el guitarrista recientemente ingresado al grupo, con un peculiar pantalón que tenía una pierna de color negro y la otra con rayas oscuras y blancas, que hacía recordar al desaparecido Miguel Abuelo en sus mejores épocas en el Obras Sanitarias de Buenos Aires.
El último en ingresar fue Roony, el artífice de la banda favorita de The Frozen Autumn y uno de los puntales de la mítica productora 4AD en los 80. Aquí estaba de nuevo, en Lima, dispuesto a mostrar su talento, tal como lo hace en Finlandia, Alemania y Polonia, los próximos países que tocarán en abril como parte de su gira 2009.
Desde un inicio, la música se alineó con el humor de los asistentes y se mezcló de inmediato con las voces que entonaban clásicos como A day y Louise, con gritos destemplados que pedían Back door, y con las expresiones de sorpresa por la versión densa y opresiva del davidbowiano Heroes. La gente respondía a cada inflexión y tonalidad grave de la voz de Rooning, que se diluía entre los phaser, distortion y tremolos de la guitarra de Mario, mientras que los largos y finos dedos de Mojca se deslizaban por las gruesas cuerdas de su eterno bajo, e Yvonne imprimía personalidad a cada canción con sus teclados.
Hora y media de concierto. Más que suficiente. La gente hizo regresar a la banda por dos oportunidades a la voz de “Xymox… Xymox…”, y sus miembros mostraron su buen talante de subir al escenario para mostrar así su entrega. Ya acabado el concierto, el gran Roony invitó al público a quedarse en la discoteca para seguir bailando al ritmo de su sesión de dj. Pero esa, ya es otra historia...

† Nosferatu †